Un signo de madurez espiritual es estar sinceramente contento con la situación que vivimos, aunque deseemos tener más, siempre esperando el tiempo y los propósitos de Dios.
"Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito" (Job 1:21b)
¿Está nuestra vida firmemente cimentada en Dios como para soportar tormentas?
"¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío" (Salmos 42:5)
No seremos defraudados si ponemos nuestras expectativas en los propósitos de Dios, si ponemos nuestros ojos en Su poder y esperamos y confiamos en Su voluntad.
Zavala de Cruz, V. (2010, Julio). Contentamiento. Vida Plena.
Reina Valera 1960
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