Dios nunca nos enviará a donde no pueda sostenernos.
De la misma manera que Dios no condujo a Noé en medio la tormenta para después olvidarlo, tampoco Dios te ha traído a este punto de tu vida para sencillamente olvidarte en medio de tus circunstancias.
¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiera a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. (Salmos 139:7-10)
Ninguna persona fiel es pasada por alto en la provisión de seguridad que Dios da.
Wilkinson, B. (2009). Biblia Tu andar Diario (Quinta edición). Editorial Unilit.
Reina Valera 1960
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